viernes, 9 de abril de 2010

6:30 hs

Enciendo la radio,
el día tiene un color especialmente amarillo,
el café está listo,
una cuña publicitaria llega a mi nariz
y sangra como una metamorfosis de luz que se cuela por la ventana,
un silbido de cafetera culmina en el vértice de un no silencio.
Despiertas con un sudor ajeno a nactalina,
y me afilio a tus encantos, a tu sonrisa leve que impregna dulcemente
el desgaste de la madera y el papel pintado.
Un arcoiris marrón se clava en tu sexo
y las flores artificiales te frustran la aurora.
Este no es el sueño que esperabas, pero eres feliz,
y así sencillamente,
nos besamos articulamos nuestras lenguas,
desfallecemos, morimos, desaparecemos.

Un nuevo día,
un nuevo sol
en un sabor antiguo de postguerra,
el café está listo,
y los muertos seguimos llegando.

No hay comentarios: