viernes, 9 de abril de 2010

La Huida

Miro estáticamente y siento las pupilas de nieve derramada,
el último que llegue al sol frustrará la huida...
Pero la noche nos persigue, no da tregua,
la noche y su vómito,
la noche de esquelas y formas,
la noche letal y cumplidora.

¡Quieto!

Solemnidad en los focos de un coche,
y otra vez llegamos a la vida.

Seguimos corriendo atravesando girasoles negros, cuerpos blandos,
la oscura primavera, arrecifes de hielo que corta nuestros tobillos
y el sabor a sangre en la garganta...
corre voz,
corre humo,
corre cuerpo,
Un geiser de palabras, después, un pulcro silencio.


Así en el hueso como en la carne.
amen.

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