miércoles, 7 de abril de 2010

Matarife

Derecho a matar.
cumplo el deseo de las jóvenes prostitutas del verbo.
Disparo a contrapelo,
la mordedura del diamante ejerce su magia sobre el lienzo cristalino de la carne.
Somos un enjambre de lecciones aplicadas en el claro-oscuro,
el último vestigio de vida...
Un duro golpe de suerte
y la esquiva muerte no concluye el epitafio ajeno,
cierro los ojos
una convulsión de relámpagos en mi pecho,
y la noche me penetra con toda su crudeza.

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